jueves, 5 de enero de 2012

El discurso de los adolescentes
Las necesidades del hombre son múltiples e importantes, sin embargo una de las principales a través del tiempo ha sido la comunicación. Los seres humanos evolucionaron y con ellos las formas de interactuar en sociedad. Al principio la comunicación se daba de manera paralingüística con  gestos, movimientos, dibujos  o pinturas e incluso algún tipo de gruñido o balbuceo. Esta manera de conversar fue transformándose y rudimentariamente dio solución a la exigencia que tenía el humano por comunicarse. A través del tiempo el lenguaje se desarrolló, mejoró e innovó  de tal manera que se comenzó a estructurar de la forma en que hoy lo conocemos.
Actualmente, la expresión de los sentimientos y pensamientos  se dan a través del lenguaje oral y escrito. Las personas se comunican con los demás por medio de la escritura y el habla. Estos dos procedimientos para comunicarnos cumplen la misma función, pero entre ellos hay variadas técnicas que establecen la forma de realizar correctamente estas actividades. También los usuarios del lenguaje lo utilizan de manera distinta según sus edades o etapas. El discurso que manejan los adolescentes es muy distante del que emplean los adultos.
En este caso nos enfocaremos en la forma del habla de los adolescentes. La manera en que los jóvenes interaccionan con sus pares, padres y sociedad es muy interesante sobre todo para nosotros como futuros docentes.  La pubertad y adolescencia tienen características esenciales  y diferentes de otros estadios, por ejemplo el egocentrismo, la búsqueda de una propia identidad, la creación de relaciones sólidas, etc. El siguiente trabajo aborda la manera en que los jóvenes emplean sus habilidades comunicativas en el escenario escolar. 
La escuela Josefina Nova de González que se ubica en el estado de Querétaro, colonia Hércules,  abrió sus puertas a estudiantes normalistas para realizar sus prácticas educativas. Esta escuela será el lugar donde podremos realizar algunas indagaciones importantes para la realización de este informe.  La oportunidad de trabajar con un grupo de alumnos nos adentra totalmente a su mundo y los factores que influyen en él.  A continuación el texto va a describir el grupo en el que realizamos nuestra praxis y las conclusiones que obtuvimos de esta labor.
Primeramente, estableceremos que nuestro objeto de estudio es el discurso de los adolescentes. Para el inicio del tema intentaremos dar una definición a lo que es discurso aunque no es sencillo precisarlo debido a que su significado es confuso. También Van Dijk afirma esto diciendo que: “La  situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo que sabemos a cerca del discurso en una definición única y práctica. Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros conceptos afines, como “lenguaje”, “comunicación”, “interacción”, “sociedad” y “cultura”: la noción del discurso es esencialmente difusa”. (Van Dijk, 21, 2000) La interpretación quedará de la siguiente manera: el discurso se entiende como la manera de expresar pensamientos o emociones, a través del lenguaje oral y escrito (en ocasiones acompañados del paralingüístico), vestimenta, acciones etc. Para realizar la práctica del discurso se activan simultáneamente tres elementos importantes la memoria, el pensamiento y la palabra. La cultura suele influir demasiado en el manejo del discurso, su habla, y su estructura.
Ahora, la presentación del grupo en el que realizamos la indagación. El grupo 3° C fue el que el director me designó para estar a su cargo una semana, en la cual se realizaría el análisis. También la maestra,  María Gregoria Pacheco, titular del grupo  mencionado nos dio todas las facilidades para trabajar ahí.  Los integrantes de esta clase son 34 alumnos (23 mujeres y 11 hombres) que oscilan entra los 14-16 años de edad.  Inicialmente el grupo demuestra que no existe una buena relación entre ellos y lo expresan en la forma en que se refieren a sus compañeros. Por ejemplo, se denominan entre ellos como raros, o anti sociales, fresas, etcétera, todas estas palabras con un sentido peyorativo.
Para la realización de este análisis de las habilidades comunicativas de los estudiantes (hablar, escribir, escuchar y leer) recopilamos algunas  de sus libretas  para percatarnos de las circunstancias en las que se encuentran los jóvenes. A través de sus notas percibiremos como influye en ellos el contexto escolar en su discurso y la relación pragmática que se da entre estos elementos. Cuatro fueron las libretas que examiné dos de  varones y dos  de féminas. El muestreo lo dividí en las cuatro habilidades arriba mencionadas y de cada una elegí aspectos que me parecieron interesantes investigar.  A continuación se muestran las observaciones:   
Escritura:
Para el análisis de las libretas de los alumnos elegí específicamente la acentuación y uso de la s-c en cuanto a la ortografía,  y el formato de la estructura en el cuaderno. Definitivamente, del formato puedo decir que es lineal por completo ya que todas las libretas examinadas (y otras cuantas que tuve la oportunidad de observan, pero sin profundidad) muestran que no existe un trabajo autónomo. Las notas de los alumnos están en el mismo orden, con los mismos mapas, los mismos resúmenes, es decir, son homogéneas en el sentido que no hay variantes de escritura que demuestren su libertad de pensamiento.
En cuanto a la ortografía, fue un tanto confuso evaluar la situación. Porque, revisando sus libretas encuentro que de doce hojas, que es lo máximo que llevan trabajado en dos meses que han transcurrido desde el inicio de clases, un alumno tiene ciento catorce errores de acentuación y ocho del uso de la s-c. El cuaderno de notas, que menos errores ortográficos  posee es uno que tiene cincuenta errores de acentuación y nueve con el uso de s-c. Sin embargo, en una  ocasión en que pasé a una alumna a escribir al pizarrón, sus compañeros le ayudaban a corregir los errores ortográficos y de acentuación ahí mismo. Este acto, me sorprendió gratamente pero a la vez me pareció contradictorio que sí pudieran ayudarle a su compañera a mejorar su escritura y ellos mismos redacten mal. Además en algunas libretas me di cuenta de que los alumnos se confunden y ponen mal los acentos, es decir, en la sílaba incorrecta.  
El primer ejercicio que les designe fue que escribieran con sus propias palabras una explicación de lo que habían entendido sobre el tema.  Efectivamente, comprobé lo que dice Van Dijk en cuanto a que: “ Hay mucha similitud  en la manera en como las personas hablan o escriben cuando utilizan el lenguaje para utilizar sus ideas y los mismo ocurre cuando la gente escucha o lee un discurso.” (Van Dijk, 2000)
Lectura:
Definitivamente, la lectura no se encuentra dentro del agrado de los estudiantes. Sin embargo, en su escuela hay un proyecto de banco de lectura donde los estudiantes según el programa nunca dejan de leer. Cada semana o quincena se ofrece renovar el libro al niño para que su lectura sea continua. Pero en el cuaderno hay pocas huellas de esta actividad, solamente en un cuaderno encontré una  frase como intento  de cita de algún libro  y no fue escrita por la alumna sino una copia en computadora y con la intención de poner la referencia bibliográfica. Verdaderamente los libros que se encontraban leyendo los alumnos durante la semana  me parecieron correctos. Sin embrago,  las evidencia son pobres sobre las lecturas.
En una clase saque al tema un libro de Arthur Golden (Memorias de una geisha, novela) y algunas alumnas sabían la trama. En ese momento me emocione porque pensé que ya habían leído el libro, pero resulta que sabían la información por que vieron la película.
Expresión oral:   
En las libretas de los alumnos  no hay rastro de que en el aula practiquen la expresión oral de manera más formal. Sin embargo, su lenguaje a pesar de que era muy coloquial siempre fue respetuoso hacia mí. Pero en la primera sesión que estuve con ellos un alumno se dirigió a otro con una palabra altisonante (“wey” ),  tuve que reprenderlos y en toda la semana no volví a escuchar algo así.
Las exposiciones surgieron en mi clase y me doy cuenta de que a algunos alumnos aún les cuesta trabajo hablar ante los demás. La mayoría no tiene esa pena o miedo, hablan de manera fuerte y clara. 
Audición de la expresión oral:
Este aspecto tampoco es notorio en las libretas, aunque observé algunos factores que indican que no saben escuchar a los demás. Por ejemplo: en la escritura no suelen encontrar la sílaba tónica y colocan incorrectamente los acentos. Cuando su función es de espectador ante sus compañeros no suelen ponerles atención, se distraen hablan, les gritan, los corrigen pero gritándoles. Estas acciones me hacen pensar que en el salón no se ejercita la práctica de la audición correctamente. Incluso algunas veces yo les hice algunas preguntas de lo que los compañeros habían comentado y no respondían, porque aunque a veces intentan aparentar que los escuchan, no procesan  ni comprenden lo que oyen.    
Finalmente el tiempo fue muy corto para esta vasta indagación. Sin embargo, la conclusión que puedo dar es que en el grupo 3°C existen muchas deficiencias educativas. Las capacidades de los alumnos son bastantes y lo demostraron en los trabajos que realice con ellos, la preocupación que se debe tener es que no son explotadas al máximo. 
Naturalmente la tarea de nosotros como futuros profesores es trabajar para combatir esas carencias que ya identificamos, hacer constructos eficaces que den resultados favorables a los estudiantes. El discurso de los adolescentes aún puede ser maleable y es responsabilidad del docente ayudarlo para que pueda obtener una competencia lingüística correcta. La zona de desarrollo próximo tiene un papel importante en estos constructos, el profesor debe estar muy capacitado para ofrecer esa gama de conocimientos  a los alumnos. Por lo tanto estoy en acuerdo con el profesor Octavio cuando dice que “No debemos preocuparnos  por sí los alumnos aprenden, eso lo hacen naturalmente, debemos poner atención en qué aprenden”. (Corona, 2011). El objetivo es que los alumnos utilicen su expresión para el aprendizaje.

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